lunes, 31 de diciembre de 2012

Agur, 2012.

Cuando pensé en valorar este año que ya se acaba, pensé en valorarlo mes a mes, cosa de que todos esos buenos momentos que están en mi libreta amarilla de las cosas bonitas tuvieran hueco también aquí. Luego pensé que no vale la pena. Prefiero agradecer, de una forma u otra y de forma personalizada, a todas aquellas personas que han hecho de este año mi 2012. (Gracias Carlos por la magnífica idea).
A una preciosa entrada al 2012 con Mari Àngels, un año que nos juramos que sería nuestro. Nos equivocamos cuando le pusimos ese nombre, me equivoqué contigo. Ha sido mi año. Ojalá el que viene sea el tuyo, de veras. A Judit, Yaiza, Sergio porque no entendería un segundo de Bachillerato sin ellos. A Pol, por ser un incendio de nieve durante siete meses. Por tu cariño, tu amistad. Por tanto, aunque la vida ya no tenga estas cosas.  
A aquellos que están a pesar de los kilómetros y tienen siempre un hueco en mi recuerdo: Laura, Ismael y Julio. Brindo por todas esas postales que huelen a Madrid, esas cartas que llegan, casualmente, sin remite y sin huellas y por esos abrazos fraternales desde Guatemala. 
A un septiembre lleno de integradoras y de integradores que han hecho las tardes más emocionantes y que han despertado a esta Indi(e) que llevo dentro. Laia, Paula, Ana, Irene, Eli y los demás. 
A Luis, por ser un maestro Jedi increíble. Por Descartes, por los paseitos en la moto, las tardes de té, las cenas y comidas en la Batcueva, por hacer que no me equivoque tanto y crea un poco más en mí.  
A mi família por estar incondicionalmente. A mis padres, Chola y Mary, mis abuelos, a los que quiero con locura.
A Pepote, el ser más bizarro, el popotito y marinero de luces que está siempre para darme los mejores abrazos. Te debo, nos debemos muchos Cacaolats y Suárez. A Sara, esta primavera constante que apareció salvajemente en septiembre para quedarse durante mucho tiempo. 
Sé que estás leyendo esto y que te impacienta no encontrar tu nombre señalado. ¿Creías que me olvidaba de ti, Carlos? Pues no: la suerte de mi vida es como un postre, se deja para el final. Para ti ya no tengo unas palabras originales, ni unas frases que no hayas leido, escuchado antes. Para ti lo que tengo son años, muchos años a tu lado. Porque sí, porque has demostrado que eres el mejor amigo que pueda tener alguien, aunque el tiempo, las circunstancias o las personas que hayan o vayan apareciendo  se empeñen en hacernos creer que nos distanciamos. Se equivocan, se equivocaban con nosotros. We are the tide. ¿Y tú, Óscar? Ya está, ya puedes dejar de darle al F5, pero no dejes de ser tú mismo nunca. No olvides quién nos esperó en el Tibidabo, ni los atracones a pistachos, ni Marwan, Chaouen juntos. Cállate. 
Diciembre. Has llegado justo a tiempo, en el momento perfecto: cuando acaba algo y comienza todo. Has sido el mes más bonito de este año, el beso preciso, el abrazo necesario, la canción perfecta.
...no encuentro razón para cerrarse y caer en ese rol de parecer frío hielo.


G R A C I A S.

Nos vemos en un año mejor que este. Ojalá que sea el que viene, este 2013.



jueves, 13 de diciembre de 2012

XII


Diciembre es este frío
que me ha hecho aprender a desabrochar botones
y no ponerlos.

Son aquellas cosas de valor
que nos intercambiamos
con esa cierta distancia de seguridad,
ese luto absurdo, esa tristeza de una Lisboa sin amueblar.

Voy a dejar de cansarme de mí
para abocarme en las niñas azules
y ser esa hormiga que se pasea
por el borde de tu pupila izquierda.

Qué ganas de hipotecar el azar que me trajo a ti,
de comenzar a apostar un poco por mí,
de echarle valor y no tener miedo
a perder la orientación.

Mientras tanto, asimilaré que esta cuarentena
es ese antídoto para un quiéreme libre, déjame ser que costó sanar.
No me puedo arriesgar a comprometerme
para luego abandonar.

No todo se acaba aunque diciembre acabe,
porque lo mejor aún queda por delante.
Tampoco me sirve averiguar el cómo,
si no que prefiero regodearme en el qué.

El devenir va a colisionar
en un enero de incertidumbres.
Iaunuarius se merece una coalición de treinta días
en los que triunfe la esperanza de ganadores y perdedores 
desarmados que no temen a nada.




...te voy a querer.