viernes, 30 de diciembre de 2011

"Un año más, 2011"

Me había prometido y jurado que no haría una valoración de este año, pero, como siempre, acabo haciendo todo lo contrario. Cuando echas la vista para atrás y tienes la cabeza un poco más fría eres más consciente de las cosas. Me he dado cuenta que, a pesar de que considere el 2011 como un año para olvidar, hay cosas que merecen sitio en mi memoria. He decidido dejar constancia de las cosas que cuando las pienso me hacen sonreír y me siguen dejando un buen sabor de boca. Allá voy.
Este año me llevo haber visto a Quique por partida doble. Cartas que huelen a 17. Dos premios literarios. Una corta estancia en una radio local. La militancia activa en Iniciativa per Catalunya Verds y con ella un sinfin de gente genial. Amistades que se ahogan con el paso del tiempo y otras que se afianzan a causa de las circunstancias. Amistades que surgen de la suma de kilómetros. Verano "cervezainolvidable" y otoño agridulce. Un segundo de bachillerato que te ahoga. Un TR estresante. Postales madrileñas que te alegran el día. Una Rosa Insa que se nos va. Poemas de Murcia que acaban en Barcelona por equivocación (Iban a Acapulco).

Mª Àngels, Josep, Carlos, Álex, Laura, Félix, Judit, Ismael. Gracias, gracias y gracias: no hay más.
Hugo, Greta, también seguís ocupando un pedacito de mí. No os olvidamos.

A los que me leéis, comentáis y seguís os deseo un feliz año 2012. ¡Nos leemos el año que viene!

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Ets tu? Sóc jo amb vint i set

Saps què? Amb disset anys desitjava tant el futur que va arribar un moment en el què el desig es va convertir en l’oblit del present. Aquell present era la bogeria pròpia de l’edat, aquella que t’incitava a deixar-te portar pels teus sentiments i impulsos. La Laura dels disset era una noia tossuda, poruga i amb el cap ple de preguntes sense resposta. Una noia que buscava la solució al sentiment d’incultura als palaus de la cultura literària: les biblioteques. Per posar-li remei a aquest sentiment, vaig llançar-me a la piscina i, després de superar un dels pitjors tràngols de la meva vida, la maleïda selectivitat, vaig estudiar a la Universitat de Barcelona el grau d’estudis literaris. Els millors moments de la meva vida els recordo allà, on vaig poder gaudir del poder de la lletra, d’una gent amb la que compartia gustos i aspiracions personals. Tinc gravada al meu cervell la cara d’alegria i d’orgull dels meus pares quan van sentir el meu nom entre les llicenciades. Quan vaig acabar el màster vaig fer oposicions i així entrar a un institut com a professora de literatura universal. Aquella feina no era el que jo m’esperava i els meus alumnes em feien sentir com un borrissol cada cop que entrava a les aules. Donada la situació que patia, vaig decidir fer el que tota la vida havia desitjat: deixar enrere una Barcelona que ja no omplia els meus pulmons d’aire i muntar una llibreria a la vora d’una altra mar: Cadis. La llibreria és de llibres d’aquells que ja no es fan, llibres de paper que són considerats peces de col·leccionista i que van ésser substituïts pels llibres digitals. M’agrada la feina que faig, m’agrada Cadis i també que sigui en Sergio qui m’acompanyi des dels catorze anys. Sí, aquell company d’escola i institut que era tan orgullós i amb qui sempre havia tingut una relació constant d’amor-odi i la certesa de fer de les nostres vides una sola. Les nostres vides sempre havien tingut el temps just per ficar els seus sentiments a una maleta, agafar camí conjuntament i dir-nos aquelles paraules d’amor que ambdosos desitjàvem . Però va arribar el dia que se’ns va oblidar tancar les maletes i els nostres sentiments van caure al mateix temps. Quan això va succeir vaig poder entendre les paraules de García Montero: “Si el amor,como todo, es cuestión de palabras, acercame a tu cuerpo fue crear un idioma”.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Lo tuvimos tan fácil que valió la pena.

¿Sabéis? Me alegra que sea feliz y que se acuerde de mí por lo que le dije antes de irme, aquello de que el tiempo hace cambiar demasiado las cosas y que nadie sabe lo que el destino nos depara a cada uno. Pero a la vez me entristece ver que todo me adelanta por la derecha y sin intermitente y que yo no puedo hacer mucho más por evitarlo. Ahora, él es feliz con una bonita chica del Sur y me explica que les va bien, que la quiere un montón y que incluso tienen planes para el verano que viene, nuestro verano. Chapó. (plas, plas, plas).
La verdad es que todo esto ha sido culpa mía, por dejar que el asunto se me fuera tanto de las manos. Yo he sido la culpable de una cuerda atada a una mano nos uniera de forma simbólica, de intentar mantener el contacto mediante postales que nunca llegaron, de las llamadas que nunca hicieron sonar el teléfono y de tener la absurda esperanza de comenzar una nueva etapa, un año nuevo juntos.
Toda la culpa ha sido sólo mía. Sólo mía.

martes, 22 de noviembre de 2011

Cántale, niño.


De los desolados paisajes
de las entrañas del Sur,
nace el 22 de noviembre

Las golondrinas se posan sobre San Juan
y anuncian a todo aquel que alcanzan:
"Sepan ustedes ya que ha madurado
la mejor aceituna del olivo".

Martia se eriza cuando oye sus llantos
en la Calle Cantarero y la Virgen del Rosario,
mientras, se empeña en secar sus lágrimas de trigo.

Y es que no hay guitarra ni cajón
que logre apagar la luz que desprenden esos ojos verdes
ni soleá qe entristezca a este hijo del campo.

¡Cántale, niño, a esta tierra que te ha dado de comer!
¡Cántale, niño, hasta que se te sequen las entrañas,
venga San Sebastián y te dé de beber!

Madre Juana ahoga sus lágrimas
cuando ve a su niño bonito que parte lejos
sin duros que darle al barquero que le lleva a Cádiz.

¡Golondrinas de Hispalis,
no dejéis que se olvide de las colombianas de su tierra!
¡Gaviotas de Gades y Barcino
devolvedme a mi niño!

Y es que no hay alegría ni bulería que valga
cuando una seguiriya le arranca de sus raíces.

Capricho de tu tierra, Rosario,
esa viva morena de la Calle Cantarero.
¡Cántale, niño, que ella, mientrastanto,
zapateará para ti sobre el tablao de la vida al son de unas encontrás!

¡Cántale a la Arbonaida!
¡Cántale, niño, hasta que se te sequen las entrañas,
venga San Sebastián y te dé de beber!

De los desolados paisajes
de las entrañas del Sur,
nace Antonio Pliego Villalba.


... A mi abuelo Antonio, la esencia de estas letras.

sábado, 19 de noviembre de 2011

"Fumar perjudica gravemente el corazón."

Los domingos por la mañana suelo acompañar a mi padre al estanco. Siempre me gustó el olor que desprenden cientos de cajetillas de cigarrillos de mil estilos y procedencias diferentes y sobretodo lo simpática que es la muchacha que se halla tras el mostrador. Cada pitillo que vende supone toses matutinas, probabilidades altas de padecer enfermedades cardiovasculares, algún caso que otro de impotencia sexual y la seguridad de la vendedor porque sabe que esos cinco euros de puchos irán seguidos de otros cinco pues el que compra una vez, volverá a por más.

Ponerse uno de esos entre los labios es más bien un riesgo. A pesar de ello, un gran sector de la sociedad abre una cajetilla de cartón, selecciona uno al azar, se mete la mano en el bolsillo en busca del mechero y se dispone a encenderse un cigarro que llene los pulmones de tabaco, nicotina, monóxido de carbono, alquitrán y un sinfín de oxidantes e irritantes.

Y es que si te paras a pensar, el amor tiene unas características similares: cuando uno se enamora llega a sentir una dependencia parecida a la del tabaco. La primera experiencia suele dejarte un mal sabor de boca y rasga tu ser, pero a pesar de ello vuelves a caer en la tentación de probarlo una y otra vez olvidando todos los malos tragos que te pudo suponer. Llega un punto en el que surge una dependencia por esa persona que te hace creer que el mundo se reduce en un solo ser. Si falta, la ansiedad impuesta por Winston Cupido entra en el terreno de juego con la finalidad de marcarse unos tantos en el marcador personal.

Luego, por otro lado, están aquellos que le ganaron la partida a este mismísimo hijo de Lucifer mediante un sinfín de parches de nicotina, medicinas paliativas de la camarera de abajo y manuales para kamikazes enamorados. A pesar de todo ello, cuando se encuentran ante una máquina expendedora y en sus bolsillos suenan tres monedas la tentación hace acto de presencia.

- Doctor, dejado de fumar: mi mujer se ha largado de casa sin intenciones de volver y el estanco más cercano a mi casa ha cerrado. ¿Qué sentido tiene ahora mi vida? Dígamelo usted.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Lyrĭcus II

Vuelvo a abrir los ojos, unos ojos llenos de pena y lágrimas. Y ahí seguía yo, observando esa vieja foto del primer viaje que hicimos juntos: Cádiz, mi querida Gades. Qué miedo le tenía yo a la altura de ese mirador y cómo sonríes, cómo sonríes...
Lo reconozco: tenías razón cuando decías que ese iba a ser el viaje de nuestra vida, siguiera posteriormente en conjunto o no. Ese era el viaje que unía una gota de agua con el aceite: la pureza de tu ser y mi maldita manía por recaer siempre sobre tus palabras y lograr la victoriosa sensación de tener siempre la última.
De lejos, oigo el ruido de la cuchara y cómo arrastras los pies con esas viejas zapatillas de andar por casa. Te vuelves a sentar en la cama y dejas la taza encima de la mesilla de noche. Noto cómo te estiras y cómo mi respiración se acelera cada vez más. Me agarras del muslo, me das la vuelta y ahí estamos tú y yo, frente a frente.
Yo, parpadeando, lucho contra tu mirada e intento imponer una caída de ojos pero tu sonrisa arrancada del vacío ha ganado, como siempre.
- Dime quién eres, háblame de ti. No vale tu día a día y tus quejas constantes por todo y hacia todo. ¿Qué se mueve dentro de ti? Ábrete. Ábrete porque necesito saber qué albergas tras ese caparazón de mujer fría e insensible.
- Me dan miedo tus versos, tus manos sabias y mi constante miedo a que seas tú quien deba enseñarme a nadar cuando yo empiece a llorar y no pueda parar nunca más. En definitiva, necesitarte, quizás, demasiado. Así pues, amor, te otorgo la medalla, Campeón.
Sin pensarlo ni un segundo más, me reincorporo y me enrollo en esas sábanas blancas que ya huelen al último terceto de nuestro soneto.
Se acabó.

Así que abandonándote en tus ramos
o dejándote al borde del camino
aplicarte el rigor es lo mejor.
Mario Benedetti

domingo, 23 de octubre de 2011

Lyrĭcus.

"Hoy seré yo quién te lea."
Y así fue: él era el que me leía, literalmente, por las noches, los domingos por la mañana después de desayunar e incluso los días en los que justificaba que me dolía la cabeza.
Me decía esto mientras se dirigía a la otra punta del piso, a la inmensa librería que compartíamos, en busca de un saco de versos, como él lo denominaba. Mientras, yo, yacía en la cama cubierta con una alba sábana mentras jugaba con mi pelo.
-¿Sabes? No sé qué finalidad tiene todo esto, qué te traes entre manos y...
-Calla. Comienzas a enfadarme y... -Frunciendo el ceño, intentando simular un falso enfado, miró el libro que llevaba entre las manos.- a Montero también.
Se sentó en la cama dándome la espalda y se dispuso a abrir el libro. Suspiró. Me encanta el momento previo a tal acción: suelta el aire, se yergue y posteriormente se desinfla cual si fuera un globo.-Las palabras son barcos y se pierden así, de boca en boca.- Se dejó caer encima de la cama y me buscó la boca. Noté la nicotina en sus labios y no pude evitar apretar los míos y dejarme envenenar.- Como de niebla en niebla. Llevan su mercancía por las conversaciones, sin encontrar puerto.- Mi cuerpo era su puerto y yo lo sabía; creo que demasiado bien. Su mercancía era la bella agonía que me hacía estremecer.Me dejé acariciar con sus frías manos los muslos y dejé que se recreara en mi entrepierna.- la noche que les pesa que un ancla. .-Como una ancla me pesa la incertidumbre, la rabia de no sentirme plenamente complementaria a él. No pude evitar girarme y darle yo, ahora, la espalda. Fijé mi vista en nuestra foto y cerré los ojos.
Se calló y pude oir cómo cerraba el libro con un golpe. Derrotado, se puso la camisa y se dispuso a ir a la cocina y prepararse una buena taza de café americano. Oía cómo se iba, cómo se me escapaba y yo, con los ojos llenos de lágrimas, me estampaba con la realidad: esos versos le habían arañado el alma de forma irreparable y ver como en nuestra estantería, nuestro rincón, ya colgaba el cartel de "Se vende": se venden versos vacíos, versos blancos, se venden recuerdos. Yo soy el último verso de su estrofa 35, esa estrofa recién estrenada a la cual yo pongo punto y final.

viernes, 14 de octubre de 2011

Saudade

Y es que cuando me pongo a pensar en todo a lo que podemos llegar a atados me falta el aire. Estamos atados a las palabras, a los prototipos que impone la sociedad, a los tratos, a las promesas y a papeles que ordenan cuánto tienes que pagar por tener un techo y un medio de transporte privado. Háblale de ataduras a Carmen, la camarera del burdel del centro de la ciudad, que entre alcohol, sudor y carmín alquila su cuerpo por tres billetes azules a cualquier ser viril que se disponga a pagarlos. Háblame de ti. ¿Qué eres tú? ¿Quién eres? Cuéntame, por favor.
Yo soy Laura, persona la cual vive atada a sí misma con una cuerda de ideas, nudos y recuerdos. La cuerda que me sostiene son las ganas de cosas nuevas, la curiosidad. Ésta, en teoría no debería atarme, pero lo hace porque le tengo miedo a los errores: las equivocaciones me aterran y sus consecuencias también. Y me siento constantemente al filo de un precipicio cuando no puedo controlar las situaciones, cuando no puedo percibir qué se te pasa por la cabeza, qué pretendes, qué quieres, el motivo por el cual te dejas ver como si te mirara desde un calidoscopio.
Me asusta esta impaciencia que calzo desde que apareciste.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Qarmuna 2011

Un mes me ha bastado para darme cuenta de todo: has sido arriesgo puro, una sensación a contracorriente, un montón de risas y miradas cómplices, y el alargo de una despedida agridulce. Has sido el Teatro Cerezo convertido en Teatro Minerva, fugas fortuitas, 100 montaditos, una lluvia de estrellas, un deseo y un trozo de cuerda en común atada a mi muñeca.

...y por todo ello te doy las gracias, Chema.


martes, 2 de agosto de 2011

-.

Los destellos de luz desaparecieron junto a las falsas esperanzas de poder ver algún día. ¿Para qué quiero dos ojos que no ven? Unos ojos que vuelan solos, que añoran y no pueden con el ansia de ver ni con la propia vida. Mi corazón diluvia ganas e ilusiones que se ahogan en angustias porque aunque no vea, pienso y sueño.
Mis ojos no entienden de formas, de miradas cómplices ni de colores. Mis ojos se humedecen cuando no atinan al lanzar la última sonrisa. Mis ojos renacerían y perdonarían al desalmado que me impuso esta condena. Porque aunque no vea, ni veré te pienso y te sueño.

viernes, 8 de julio de 2011

Segundo de Bachillerato prepárate porque en un año acabaré contigo. Luego planearé un dulce suicidio. Eso sí, habiendo conseguido entrar en Filología Hispánica.


Ready, steady... GO!

miércoles, 29 de junio de 2011


martes, 21 de junio de 2011

Billetes abiertos.

Siempre me habían gustado las estaciones y todo lo que conllevan. La gente que las pisan suele pronunciar lo de “llámame cuando llegues” aunque luego entre cansancios, estrés y momentos varios pocos lo cumplen(imos).
Las estaciones huelen a ausencias, a lágrimas, a almas rotas, a esperanzas de volverse a ver, a vidas nuevas lejos de un billete de ida.
Otra gente, mientrastanto, se resguardan del frío de una despedida e intentan coser las heridas que provocan los mensajes de última hora, los de "Tren X con destino A está a punto de partir".
Y es cuando las prisas les pisan los talones a los individuos: las últimas palabras cortan como el cristal, otras unen sentimientos y los besos más tiernos y sinceros saben amargos.
Los que más me gusta de las estaciones es que olvidan el momento en el que te vas y a veces esperan a que vuelvas.

jueves, 16 de junio de 2011

-.

La noche nos ha abandonado y tú duermes mientras los primeros rayos de luz rozan tu piel. Entre las sábanas se esconden esas peligrosas curvas y cincuentaiséis lunares que me han dado juego, me han tenido entretenido durante todo este tiempo.
Yo, mientras , fumo sentado en el sillón y me recupero de la caída de la cama: en realidad no se si ha sido una caída o simplemente me has tirado tú porque te estorbaba, te dolía mi absurda presencia o yo qué sé.
De todas formas, ha sido como si me hubiera caído al vacío. Desnudo y pegado a las frías baldosas de la habitación me he sentido igual que Ícaro. En su día, recogí las plumas de nuestros sueños y con ellas me hice unas alas, las cuales me acercaron a las nubes. El Sol de la ambición, del deseo de un último beso, de un polvo matutino me ha sorprendido y ha derretido la cera de mis alas.
He voloteado entre segundas oportunidades, aires dolidos y tornados de reproches para evitar lo inevitable, una caída libre a la nada.
Y aquí estoy, apurando el cigarrillo hasta el filtro, sangrando arrepentimiento e intentando descongelar "perdón" que debían haber llegado antes.
Me voy, te dejo nuestra foto, un sin fin de mentiras, bocetos de vidas perfectas, desvelos y el último polvo, el cual espero que disfrutes.

martes, 31 de mayo de 2011

Y no te quiero tanto.


Y es que a estas alturas poco me sorprende. Dejaron de hacerlo aquellos destellos de luz que abrasaban mi retina cuando se me llena la cabeza de recuerdos.
Aunque no lo reconozcas, tú has cambiado y yo también. ¿Qué fue de nosotros, de ti? ¿qué ha sido de mí?
Hace algún tiempo que yo dejé de zurcir lo retales de nuestro pasado, aquél en el que éramos invencibles. He salido del bucle en el que nos encontrábamos y ahora vivo a contracorriente: cuando remuevo el café y llega al punto de centrifugación cambio el sentido del giro. Aprendí a bailar con más soltura y a callar según qué para no dañar a los demás. Camino hacia cualquier otra parte sin saber qué decir ni qué hacer, pero aun así he aprendido a sentirme bien y satisfecho con poco, con detalles que tú dejaste de valorar. Encontré todas tus llamadas desesperadas y perdidas entre nuestras fotos. Filtreo con otras chicas cuando tengo la ocasión y beso la nicotina de vez en cuando. Olvidé el numero de lunares que forman tu espalda y tu numero de teléfono.
Por otro lado, hay cosas que no han cambiado tanto: tengo el mismo politono y la misma mala cara cuando el despertador suena a las siete.
Hace mucho desde la última vez que nos vimos. Las dudas fueron desapareciendo hasta dejar de confundir la realidad con el deseo. Y está bien así.
Seguramente, cuando hayas desaparecido de los mapas intuirás que nadie tenía la culpa de nada y ya será demasiado tarde.

Impregnadísima de Ismael Serrano y Andrés Suárez, ahora mis únicos compañeros de viaje.

viernes, 13 de mayo de 2011

Spoilear, a veces, mola.

· He dejado de vivir en la que era mi casa. Me he instalado temporalmente en la biblioteca con Judit, mi fiel compañera de mesa.
·
Exámenes, trabajos, estáis acabando con mi persona. 15 de junio...te espero con DEMASIADAS ganas.
· Creadors de l'endemà, programa radiofónico sin oyentes, pero que tiene grandes propósitos.
· Vuelvo con dos premios literarios bajo el brazo: Primer premio en lengua catalana con "L'últim tango de Borges" y segundo premio en lengua castellana con "El angustioso vértigo del borde de la mesa".
· A tres escasas semanas de volver a ver en concierto al grande de Quique González. Aún no me lo creo.
· Me gusta verte sonreír aunque tú ya no seas quien provoca mi sonrisa.
· El trabajo final de bachillerato (TR) comienza a coger forma.
· A un escaso año de que mi vida empiece a coger las riendas que deseo. Quizás, algo motivada por tal hecho. ¿Humanidades, filología hispánica?
· Me he aficionado a las infusiones, quizás demasiado.
· Verano, quiero que des mucho de sí. Te voy a explotar tanto como pueda, avisado quedas.

NECESITO UNA NOCHE COMO ESTA URGENTEMENTE.




...tú querías el mundo y para mí el mundo terminaba en tus pies.

miércoles, 6 de abril de 2011

Thank you for your love, Hugo.


Tu recuerdo me duele. Dueles como un pellizco en las costillas, un golpe por detrás, de esos que no te esperas. Dueles como la falta de inspiración al poeta. Tu falta me duele.

Me araña el alma verte todos los días en un portaretratos sabiendo que no volveré a acariciarte ni a besarte la cabeza mientras duermes sobre mi bufanda marrón. Sí, no te creas que me he olvidado de que las amabas todas, pero esa en especial. Tampoco he sido capaz de volvérmela a poner.
Desde que me dejaste no he sido capaz de dejarte a un lado de mi mente, dejarte com un bonito recuerdo más de la pubertad a la adolescencia, porque sí, tú has marcado esta etapa. Tu llegada a casa un verano marcó una nueva etapa en mi vida, la entrada en el instituto. Te has ido cuando empezaba lo mejor, cuando empezaba a encontrarme a mí misma.
Cuando la sinfonía de mi vida acababa el primer movimiento, decidiste coger tu cariño, nuestras tardes de domingo e irte, sin más. Tu decisión fue rápida, quizás demasiado. Sin más explicación que tu vejez decidiste partir antes de que llegaran los Reyes magos de Oriente.
Mi ceguera hacia tu posible partida hizo que te atara a mí durante un día y medio alargando tu sufrimiento. Y por ello, tarde, te pido perdón. También te pido perdón por los días que ignoraba tu presencia sin valorar estos días en los cuales me siento culpable por ello.

Tu marcha ha supuesto un nudo de sentimientos, de melancolía, de lágrimas los cuales no puedo evitar. Mi objetivo, ahora cosa imposible, es poderte recordar con una sonrisa en los labios y hablar de ti como uno de los recuerdos más bonitos de mi adolescencia.

Te quise, te quiero y te querré, Hugo. <3