Odio el mes de septiembre. Empieza el instituto, empieza el ver las mismas caras durante nueve meses seguidos, escuchar las mismas estupideces adolescentes, madrugar aún con el odioso calorcillo que ronda hasta mediados de octubre y bah... y el final de un ciclo estable en mi casa.
Sí, así de claro. En mi casa la estabilidad va por ciclos y en estas fechas suelen haber las discusiones, malas caras, cortas y tensas conversas de besugos y poco más.
Hasta que uno de nosotros se planta ante los otros dos ocupantes de la casa y se hablan las cosas, pero esta vez no está siendo así.
En cuatro días se me han pasado tantas cosas por la cabeza(Desgraciadamente he tenido mucho tiempo durante la noche, gracias al insomnio.) He imaginado mi vida en solitario o en pareja fuera de estas cuatro paredes, teniendo mi casa, mi trabajo, mis estudios y sobretodo sin el constante "Runrun" de qué pasará ahora, qué habré hecho mal.
El jueves tenía que haber sido un gran día para mí, ya que he comenzado a hacer algo que necesitaba y quería hacer hace muchísimo tiempo que es iniciarme en un deporte en equipo. Quizás sean cosas mías, pero lo único que he sacado de ello ha sido unas agujetas increíbles y un poco de indiferencia.(Mantengo que quizás sea cosas mía.)
Creo que la situación es como un globo en el suelo pisado por alguien. Por algún lado acabará petandose... y ojalá sea pronto, para bien o para mal. Que sea lo que.. Ni Dios ni el destino, porque no creo en ellos.
Que sea lo que tenga que venir y que acabe ya Septiembre.