sábado, 26 de diciembre de 2009

Bye bye 2009...

Llamarme rara, la excepción, la extraña, la oveja negra, anormal y un largo blablabla. Pero sinceramente desde que supe que los Reyes Magos eran ****(Los Reyes Magos) perdí la magia navideña. El irme a dormir pronto y costarme una barbaridad coger el sueño, levantarme a las seis de la mañana incapaz de abrir la puerta del comedor por miedo a encontrármelos, encontrar los polvorones medio mordidos y la botella de anís abierta, los shows que se montaban en casa de mi abuela para poder dejar los regalos, correr en una cabalgata y charlar con mi querido Baltasar, cantar villancicos en el colegio, montar el Belén, dejar una carta repleta de cosas en un gran saco, etc. Qué infancia... sí parezco una abuela y sólo tengo 15 años, pero es verdad. Mi madre ya me lo advertía de que el tiempo pasa volando y que algún día echaría de menos esos momentos. ¡Y qué razón tenía!
Ahora sólo soy capaz de ver a grandes familias charlando una noche en especial(¿Y porqué esa noche y no otra?) mientras al ritmo de las succiones de substancias de crustáceos de los más mayores de la mesa rompen el sosiego de la voz del Rey mientras recita lo de cada año (La cual da tema de conversación para los postres). Después de pegarse el atracón del siglo vienen los turrones y polvorones bien típicos de la navidad. Seamos lógicos, que el chocolate y la Nocilla a cucharadas están durante todo el año! Luego nos lamentamos en enero sin dinero para ir al gimnasio y con cuatro kilos más.
O también sin olvidar las largas tardes en el centro comercial en plan estampida para comprar los últimos regalos (Siempre son los de la cuñada y la suegra) formando parte del clímax capitalista. Pasas o corres, según la aglomeración de gente que haya en ese momento por un escaparate y ves vestidos, mini vestidos o camisetas largas ceñidas como morcillas sin mangas con más brillantes y purpurina que una bola decorativa del árbol. ¿Los diseñadores no tienen un termómetro interior? ¿No tienen frío? Qué más da... si total una pulmonía no viene de aquí.
Luego sales con todo el agobio en busca de aire fresco y te encuentras a un hombre pidiendo dinero. Piensas que con un euro le solucionarás la vida y limpias tu conciencia, pues todo el año pasado lo ves y cambias de acera mirando a otro lado.
Vaaaaaaaaaale, no me puedo quejar. Tengo amistad, no me falta de nada y una buena salud. ¡Pero por criticar que no quede!
En definitiva,felices fiestas, buena entrada de año, cuidado con las uvas, cuidado con el pirriaque como diría mi abuelo y que el año que viene sea mejor que este(En todos los aspectos).

¡Nos leemos en el 2010!

2 comentarios:

  1. Muy bien Laura!!!
    Siempre llega el momento en el cual desaparece el desencanto.
    Miles de besos antinavideños.

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  2. jajajaja
    cuantas verdades juntas.
    besos e igualmente

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