jueves, 16 de junio de 2011

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La noche nos ha abandonado y tú duermes mientras los primeros rayos de luz rozan tu piel. Entre las sábanas se esconden esas peligrosas curvas y cincuentaiséis lunares que me han dado juego, me han tenido entretenido durante todo este tiempo.
Yo, mientras , fumo sentado en el sillón y me recupero de la caída de la cama: en realidad no se si ha sido una caída o simplemente me has tirado tú porque te estorbaba, te dolía mi absurda presencia o yo qué sé.
De todas formas, ha sido como si me hubiera caído al vacío. Desnudo y pegado a las frías baldosas de la habitación me he sentido igual que Ícaro. En su día, recogí las plumas de nuestros sueños y con ellas me hice unas alas, las cuales me acercaron a las nubes. El Sol de la ambición, del deseo de un último beso, de un polvo matutino me ha sorprendido y ha derretido la cera de mis alas.
He voloteado entre segundas oportunidades, aires dolidos y tornados de reproches para evitar lo inevitable, una caída libre a la nada.
Y aquí estoy, apurando el cigarrillo hasta el filtro, sangrando arrepentimiento e intentando descongelar "perdón" que debían haber llegado antes.
Me voy, te dejo nuestra foto, un sin fin de mentiras, bocetos de vidas perfectas, desvelos y el último polvo, el cual espero que disfrutes.

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