domingo, 22 de julio de 2012

A expensas del Destino.


El destino existió para que yo me registrara contigo,
para que pagara por los errores de las lecciones
que me perdí o ignoré,
y también para ver salir el sol y despedirlo.

Aprender a entender este mundo gris con vos,
jugar a ser humanos.
Recorrer las calles de Barcino
tal si fueran las líneas de tus manos.

El destino antes de morir en ti
supo que no necesito más excesos que tus besos,
de todo lo demás yo puedo prescindir.
Yo ya era parte de tus ojos y de su razón,
de un camino que me enseña y me lleva a no perder la fe,
a dejarme de tonterías y de ciencia-ficción.



Felices veinte, mi chico de ojos verdes.

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