miércoles, 7 de diciembre de 2011

Lo tuvimos tan fácil que valió la pena.

¿Sabéis? Me alegra que sea feliz y que se acuerde de mí por lo que le dije antes de irme, aquello de que el tiempo hace cambiar demasiado las cosas y que nadie sabe lo que el destino nos depara a cada uno. Pero a la vez me entristece ver que todo me adelanta por la derecha y sin intermitente y que yo no puedo hacer mucho más por evitarlo. Ahora, él es feliz con una bonita chica del Sur y me explica que les va bien, que la quiere un montón y que incluso tienen planes para el verano que viene, nuestro verano. Chapó. (plas, plas, plas).
La verdad es que todo esto ha sido culpa mía, por dejar que el asunto se me fuera tanto de las manos. Yo he sido la culpable de una cuerda atada a una mano nos uniera de forma simbólica, de intentar mantener el contacto mediante postales que nunca llegaron, de las llamadas que nunca hicieron sonar el teléfono y de tener la absurda esperanza de comenzar una nueva etapa, un año nuevo juntos.
Toda la culpa ha sido sólo mía. Sólo mía.

1 comentario:

  1. y es que a caso no todos tenemos culpa cada vez que nos pasa algo así? todos hemos esperado cosas que no han llegado, al menos no de la manera que esperábamos... a todos se nos ha ido la vida, el amor de las manos alguna vez, nos ha dejado sin equilibrio y nos ha jodido tener que sonreír mientras te cuentan que le va bien con otra, sabiendo que en todo momento morirías por ser tú a la que se refiere con ese "es ella.." pero las culpas se van, las ilusiones vuelven y las cosas se reorganizan de algún modo... tú sigue volando, que ahora te toca adelantar a ti

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