Tu abuela sintió que ese hombre no era como los demás y que tras su mirada confidente y la ternura que retransmitía podrían ayudarla a superar su pasado. Se encontraron en la Pensión Rivera, cercana a la estación de Atocha donde se habían conocido. Habitación 27. Según me dijo tu abuela, se olía su colonia desde el pasillo y estaba más guapo de lo normal. La esperaba con un ramo de margaritas y dos sillas en el pequeño balcón que daba a un patio interior donde la luz sólo entraba al mediodía. Se sentaron y charlaron durante un buen rato. Tu abuela se soltó como hacía tiempo que no lo hacía y le confesó el motivo de su huida a la capital. Como bien sabes, tu abuela siempre ha sido una gran defensora del comunismo entre otras cosas y fiel a condición religiosa: la igualdad entre personas.
Mi abuelo Marcelino le había preparado una cita con Miguel, hijo de uno de los terratenientes más imporantes de Burgos. Fueron al baile y cenaron juntos. Él vivía en el centro, así que tu abuela tuvo que volverse sola a casa, ya que quedaba a las afueras. Pensando en lo bien que lo había pasado, vio como dos coches llegaban a la iglesia de San Gabriel. Eran altas horas de la noche y el Cura Abelino no estaba enferno, así que el médico no podía ser. Se quedó escondida detrás de unos arbustos dada la rareza de esa visita. Salió el Cura Abelino de una forma rápida y discreta con cálices, retablos y figuras del siglo XVI y XVII, todas patrimonio histórico del pueblo. Eso era un soborno en toda regla y tu abuela había sido testigo A los tres días recibieron una visita muy inesperada a la venta: el acólito de la iglesia, Valentín, preguntaba por Santina.Se encerraron en la despensa y le dijo que corría un serio peligro ya que Abelino la había visto correr cerca del recinto y dados sus pensamientos progresistas era un grave peligro para seguir.Le aconsejó que se marchara lejos,pues el Cura Abelino era una persona sin miramientos y tenía un fuerte contacto con la Falange a nivel nacional. Él, por desgracia era víctima de ello, ya que se había quedado huérfano desde pequeño y Abelino lo había acogido y criado como monaguillo. Viendo la situación, sin despedirse de nadie compró billete de ida y huyó, sin despedirse ni de mi abuelo Marcelino. Amador, ya enamorado perdidamente de tu abuela decidió vender su violonchelo y hacer justicia por ello, marchándose a Burgos. No le conocía de nada y estaba dispuesto a luchar por algo que ni siquiera le incumbía. Tu abuela cayó gravemente enferma y el aprovechó para marchar excusándose con un concierto en Barcelona. Antes de marchar, le prometió que cada dos semanas recibiría un ramo o una simple margarita convirtiéndose en el símbolo de que estaba vivo igual que su amor hacia ella.
To be continued...
(Gracias Jose R!)
jueves, 1 de abril de 2010
miércoles, 31 de marzo de 2010
Sinfonía para margaritas I
Son las diez de la mañana, hace un día espectacular y los rayos de sol alumbran la cara de mamá mientras conduce, camino al hogar donde la abuela Santina lleva ingresada dos años. Como cada domingo, tenemos la misma discusión: me aburre visitar a la abuela, huele a naftalina y tenemos que comprarle religiosamente un ramo de margaritas bien blancas. Mamá al ver mi actitud y cansada de mis reproches, encontró el momento para explicarme algo que cambiaría…. - Corría 1953 cuando tu abuela Santina cogió un tren rumbo a Madrid, alejándose de su Burgos natal. Iba incomodísima en esos asientos de madera y tenía encima de su baúl sus pálidas y delicadas piernas mientras intentaba leer a Bécquer. Se le acercó un hombre espigado, un tanto elegante que le pidió el billete. Al entregárselo a tu abuela se le cayó el punto de libro, una margarita seca que había cortado en su último día en el pueblo. Él se percató y la cogió siguiendo su tarea. Mientras tanto, por primera vez veía por la ventana por una ciudad, la capital: un mundo gris con enormes edificios y un tráfico caótico. Le gustó. Le gustó la sensación de que estaba dejando atrás un terrible suceso y podría comenzar una vida nueva. Se disponía a bajar del vagón cuando una mano le tocó el hombro. Se giró y era el hombre de antes, el revisor. Le entregó la margarita seca y se presentó: Se llamaba Amador y trabajaba como revisor hacía poco tiempo. La invitó a un café y a pesar de estar asustada, inquieta y su grado de desconfianza de había agravado aceptó, pues su grado de apetito era bien grande. Después de un rato charlando Amador le entregó una servilleta con la dirección donde se hospedaba para verse la mañana del día siguiente.
Continuará....
Continuará....
martes, 30 de marzo de 2010
Pon un Sergio Montero en tu vida.
Gruñón como él solo y chincha a todo bicho viviente. Muerde cualquier pieza de fruta que caiga en mis manos en el recreo y para más inri me discute qué es una manzana y una pera.
Tiene unos conocimientos extremos del futbol nacional. Y de historia...ug, es un rey.Le odio. Mucho. Sobretodo cuando se pone imbécil total y me contesta en modo pantera. 0 cariñoso. Y es poco tolerante... creo que eso es lo que más me enferma.
Sabe cuando me pasa algo y si es así me hace sacar la sonrisa más sincera del día. Me saluda todos los días con un "Estás más fea de lo normal." No dice ninguna mentira, coño, son las 8 de la mañana y no soy de las que se echa 3 botes de maquillaje y usa tacones. Me despejo la cara con una cola alta, la cual según su teoría me apreta las ideas y a veces me hace delirar... quizás tenga razón. Y suelo tener ojeras las cuales no disimulo. Bostezo mucho, demasiado. "Eso es porque no te llega el oxígeno a la cabeza" y me lo corta metiéndome el dedo en la boca. Cabrón.
Discutimos. Muchísimo. Le chincho y a veces me paso. Es burro, de pueblo y me provoca como nadie. "Fea. Fea. Fea. Jojojojojo. Cerdo. Gañán. Cabrón."
Con él suelto más palabrotas que con nadie. Cuando puede y tiene la ocasión me inca el dedo en las costillas haciéndome saltar a causa de mis cosquillas. Cabrón.
Es un chulo cuando se trata de llevar él la razón. Se cansa de mi, lo se. Intenta tener siempre la última palabra, cuando eso conmigo es IMPOSIBLE.
Cambia de tema más radicalmente que yo. Estás hablando de él de patatas y te salta con la economía o con cualquier frase del APM.
O estás en una clase de castellano concentradísima en la gramática y le pregunta a una compañera si la chaqueta que lleva es de piel de leopardo. Le contestan que no, que cómo va a ser de leopardo y seguidamente te imita perfectamente el leopardo, con cara de felino salvaje y enseñándote los caninos. "Guaaaaaaaaaaauuuwrrrrr...."
Le echo de menos en navidad, semana santa y verano. Me acuerdo todos los días de él y de que la gran mayoría de los días está ahí, sea para joderme o para darme un abrazo matutino.
"Uiiiins.. ¿A ti quién te peina pichurri?"
viernes, 26 de marzo de 2010
Finish!
Se acabó la semana de estrés, los exámenes y los trabajos. Unas notas increíbles(5 excelentes y lo demás notables), mucho mejores que el trimestre pasado. Empiezo con buen pie. Ocho días de descanso total, pensando en alguna historia para el concurso literario de Sant Jordi, sin viajes, sin preocupaciones y con alguna excursión en mente a la Costa Brava con Débora y Alexandra, alguna que otra cena, comida familiar(bacalao y torrijas al canto, seguro.) y mona de chocolate. Leeré y reservaré un día a Mari Àngels, haremos fotografías, cantaremos y nos reiremos a más no poder. Dormiré hasta que la luz del día me despierte, no más de las nueve y media. Desayunaré apoyada en el aféizar de la ventana del comedor mientras veo entrar camiones a la fábrica de cola. Cocinaré algo, tengo ganas.
Sin Carlos la semana santa será diferente, eso sí. Tendríamos que ir a Ikea y comer por cuatro duros, recorrerlo entero y comprar una lámina nueva. O... caminar treinta kilómetros para acabar comiendo en el McDonalds o ir a la playa a tomar un poco el sol.
Descansar los que no tengáis que trabajar y los que trabajen... que no se cansen mucho y den gracias porque pueden hacerlo y no son parte de las colas del INEM!
Sin Carlos la semana santa será diferente, eso sí. Tendríamos que ir a Ikea y comer por cuatro duros, recorrerlo entero y comprar una lámina nueva. O... caminar treinta kilómetros para acabar comiendo en el McDonalds o ir a la playa a tomar un poco el sol.
Descansar los que no tengáis que trabajar y los que trabajen... que no se cansen mucho y den gracias porque pueden hacerlo y no son parte de las colas del INEM!
lunes, 22 de marzo de 2010
Help, ajuda,ayuda.
Me ahogo en un vaso de agua. Me molesta la ropa y que me digan lo que tengo que hacer. Tengo que decidir qué quiero ser el resto de mi vida en breves, joder me sigo ahogando.
Mi corazón dice que siga con el bolígrafo y mi libreta de escritos, y mi cabeza llena de rizos me dice que estudie derecho y sea una magnífica jueza.
Me falta el aire y resoplo más de lo normal. Me faltan horas de sueño y me sobran comeduras de cabeza. No se qué quiero hacer con mi futuro ni conmigo. Quiero largame lejos, pero por mucho que lo haga el problema seguirá, aquí, en Pekín o en Madrid. Bien, estoy dejando de huir de los problemas, gran paso Laura.
Le estoy haciendo frente, medalla a la chaqueta por mérito. Las vanguardias me están sorbiendo el cerebro, pero estoy disfrutando más que un cerdo ibérico en una cata de bellotas.
Me encanta, me encanta.
Estoy pasada de vueltas y le grito a mi madre, cuando nunca lo había hecho. Me molesta que me hablen del futuro, cuando he sido una obsesa con tenerlo todo planificado.
Me siento tapada hasta las orejas usando como manta en un poema de Tzara, cantándome el Sr.Ball una preciosa canción de Luigi Russolo y encerrada en una habitación llena de fotografías tomadas por Man Ray.
Odio crecer. Miento, me encanta. Odio decidir. Sí... odio tomar decisiones.
Mi corazón dice que siga con el bolígrafo y mi libreta de escritos, y mi cabeza llena de rizos me dice que estudie derecho y sea una magnífica jueza.
Me falta el aire y resoplo más de lo normal. Me faltan horas de sueño y me sobran comeduras de cabeza. No se qué quiero hacer con mi futuro ni conmigo. Quiero largame lejos, pero por mucho que lo haga el problema seguirá, aquí, en Pekín o en Madrid. Bien, estoy dejando de huir de los problemas, gran paso Laura.
Le estoy haciendo frente, medalla a la chaqueta por mérito. Las vanguardias me están sorbiendo el cerebro, pero estoy disfrutando más que un cerdo ibérico en una cata de bellotas.
Me encanta, me encanta.
Estoy pasada de vueltas y le grito a mi madre, cuando nunca lo había hecho. Me molesta que me hablen del futuro, cuando he sido una obsesa con tenerlo todo planificado.
Me siento tapada hasta las orejas usando como manta en un poema de Tzara, cantándome el Sr.Ball una preciosa canción de Luigi Russolo y encerrada en una habitación llena de fotografías tomadas por Man Ray.
Odio crecer. Miento, me encanta. Odio decidir. Sí... odio tomar decisiones.
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